
Inmune a la belleza del otoño
Inmune a la belleza del otoño
corro por las márgenes, –caminos de sirga–,
del gran canal ideado para el transporte de trigo.
Una garza imperturbable aguarda
hasta el último momento;
despega elegante, azulada y altiva
para volver a darme otra oportunidad contemplativa.
No accede a mí la belleza,
no penetra en mis poros o en mi ser intrínseco
no llega a mi intimidad.
La máscara-cúpula protectora está activada,
Sin embargo, he atravesado por el parque
en el que la política plantó su sede,
transversal cual bicicleta sagital,
gotas de lluvia en el rostro, frío,
cumpliendo el reto matinal de la velocidad.
Sí me atraviesan en forma de hélice
las palabras de un artículo sobre deidades modernas,
la risa oculta, o la viñeta de la secuencia valenciana
en la que la cúpula de autoridad estuvo ausente.
La catástrofe nos bombardea cada día,
llena de barro nuestra conciencia
mientras soslayamos las lágrimas
en aras de una continuidad familiar y laboral
que equilibra el horror con la belleza.
