Poema 440: El fin de la noche

El fin de la noche

Los patines eléctricos cruzan la noche

como criaturas desesperadas,

desprovistas de sentimientos,

apagados los sentidos

cual inequívoca emulación de Blade Runner.

Silenciosos, durmientes, oscuros,

rompen las distancias y las coartadas,

autómatas del intercambio,

sin propósito personal alguno.

Células enigmáticas y asexuadas,

dispensadores de placer ajeno,

el instante es múltiplo del vacío,

el no ser de la soledad completa.

Somos burgueses alejados de la oscuridad,

subyugados por la tecnología del hogar,

inválidos en un territorio inhóspito

cuyos códigos secretos desconocemos.

Hay un silencio y una quietud sospechosa,

cazadores con los ojos brillantes,

acechan la novedad inocente

captan adeptos, clientes y verdugos futuros.

El fin de la noche, el desánimo,

los rostros ultrajados, somnolientos,

anodinos y anónimos sin luz ni esperanza,

consumidores avaros del día de descanso.