Poema 564: Todo lo que tenía que contar

Todo lo que tenía que contar

Todo lo que tenía que contar eran unos níscalos,

el contacto con la naturaleza,

caminar monte arriba, integrarme

en la naturaleza, sentir su apego ancestral:

un árbol caído aquí, una cama de liebre,

unos huesos dorsales, un cráneo,

un plumaje que aún permanece compacto,

la madriguera profunda de algún animal incógnito.

Toda mi concentración puesta en la búsqueda

de unos hongos anaranjados,

la felicidad instantánea del hallazgo,

suma de pequeñas euforias fuera del mundo.

Todo lo que tenía que contar eran unos níscalos,

la rebusca tras la búsqueda,

el placer de conectarme unas horas a la naturaleza

con el cable USB de una cesta y una navaja.

Cada cuál contaba sus aventuras urbanas;

luego el fútbol televisado dejó su belleza

 y su crueldad en la casa de los anfitriones.

Nada polémico, nada fangoso

de todo eso que tanto nos importa

y es finalmente vacuo y repetitivo.

Cambio de hora, de luz, de orientación,

pequeña resaca del intenso día de ayer.