
Las tardes memorables
Fueron tres tardes de noviembre
no consecutivas.
Los pinos míticos y esos ocasos dolorosos
cual tallas de la Pasión castellana.
Ejercicio, lugares muy diferentes.
Rehabilitación emocional, física, integral,
belleza, bienestar físico.
El sol de la tarde, oblicuo y filtrado
tiene un aliciente vitamínico,
ilumina el caduco arbolado de ríos y canales.
El vértigo desaparece tras el hallazgo
de un níscalo casi oculto.
Se escuchan solo sonidos naturales,
el crujido de mis pasos sobre una rama,
y súbitamente, iluminado como en una postal,
un corzo distraído pastando.
Hace una temperatura inusual en noviembre,
pedaleo buscando la luz poniente,
atento a las ondulaciones del camino,
sumido en en profundas reflexiones
mas acunado por la belleza de la tarde.
