El fuego
El fuego bello que en la mañana
ilumina mi rostro, transmuta
la orientación del pensamiento.
Llega la llama tras el verde incógnito
los charcos sobre la arcilla,
la maravilla de producción infinita.
El fuego me produce sosiego,
anticipa el curso escondido del Duero,
el desvío ya inevitable hacia las Maricas.
Deshago el camino, el físico
para instalarme en un mundo de ideas,
voz, imagen o relato.
El fuego es la alegría y el júbilo,
es calor en medio de la niebla o la helada,
una llama maderera,
también es ya la Tenoria de mi relato,
un día corriendo bajo la niebla,
es noviembre y la luz violácea de la mañana.
Cuando muera, el fuego seguirá tal vez,
unas manos ateridas lo alimentarán;
será la señal de vida y humanidad
en un mundo aséptico de futuro.
