Primavera desperdiciada
Estoy desperdiciando otra primavera,
este año es una de las buenas:
sol, agua, cunetas llenas de flores,
el impagable olor de las plantas
que evoca mi infancia en bicicleta.
El valle que he mitificado,
las jaras florecidas que alguien
me anunció este verano,
un embalse lleno,
la montaña que quiero escalar
antes de cumplir cincuenta.
Todo el día vago cansado,
lleno de ocupaciones informáticas,
ajeno a quienes eran mis amigos,
con apenas capacidad de una mirada
poética, ahora dependiente de la casualidad.
El cuerpo se acostumbra al asfalto,
a la contaminación cotidiana,
rutas urbanas de flores solo en vestidos,
miseria y ruido.
Estoy desperdiciando otra primavera
en el tiempo confortable de la madurez.
