
Zorra, Vulpes, feminismo
Y aunque me esté comiendo el mundo
no se valora ni un segundo.
De la canción Zorra de Mery Bas y Mark Dasousa
Hay alegría y hay euforia desatada,
un ritmo pegadizo que puede ser un himno,
una letra afinada o no tanto
que visualiza la polarización de un país
la tolerancia y la extravagancia,
un juego poético y visual,
una performance moderna y llamativa.
Hay símbolos, mensajes ocultos,
idiosincrasia y mucho humor,
un desengrasante necesario
tras toda la carcunda acumulada en decenios.
Libertad y sensación de poder en la vocalista,
la reivindicación de la edad y la fama,
y el salto a la esfera pública del placer:
voy a pasármelo bien.
Honra y discriminación diferencial en sexos,
la reivindicación de la igualdad,
del empoderamiento y el respeto máximo,
con históricas referencias a la lapidación,
a la fama y a la autoafirmación femenina.
Una visualización aún necesaria,
la vitalidad de Mery Bas llevada en volandas
por una juventud disfrutona y concienciada.
