
La torre
La torre no es solo una torre,
un vestigio, una ruina.
Es un símbolo, un recuerdo, una intención
una suma de piedras labradas, ensambladas,
es el concierto de las miradas de los caminantes,
el deseo de ascenso celeste
de observar, cuál pájaros planeando
el conjunto vasto de tu caminar.
Esas piedras forjaron los músculos
de quienes ya no están
hicieron crecer el deseo y la honra
fueron la promesa de una dicha
que duró un instante,
antes de iniciar un declive suave,
de felicidad o infelicidad merecido.
La torre ha quedado solitaria, iluminada
tal vez triste en sus campanadas
un vestigio atemporal, orgullo y prez
de los tiempos en los que los peregrinos
se buscaban a sí mismos.


