Poema 388: Vértigo

Vértigo

Cada día es veloz en la suma de ideas,

esas que no reposan ni permanecen.

Se suceden las fechas marcadas en el calendario,

fastos, alegrías, reencuentros,

libres al fin de mascarillas y precauciones:

una Consagración de la Primavera sublime

pasó de largo en mi letargo,

una visita a un lugar mágico en el solsticio

apenas dejó un poso poético,

el fin de las rutinas matinales con los niños

no hizo mella en mis lágrimas no derramadas.

Todo pasa a una velocidad no deseada,

se acumulan fotografías y levedad,

apenas aparecen sueños que fijen la irrealidad,

y aunque las formas puedan mantenerse,

me siento como un defensa central que despeja

cuantos balones le llegan constantemente.

En medio de todo ese vértigo hay momentos estelares,

instantes en los que un detalle se elonga inesperadamente:

un olor, una luna, el vuelo de unas rapaces,

el dolor o la secuencia orquestada de sonidos,

un rostro, una frase en medio de la banalidad.

Todo suma y avanza en esta velocidad.

Confío en el poso y en el conjunto de percepciones,

en un resultado final que aún no vislumbro

tras la suma de esfuerzos de contención

en este renacer a la vida pasada y futura.