
Paraísos
Algunos paraísos duran un instante,
son efímeros
y esa es su gracia y consistencia:
un rayo de sol a principio del otoño,
una ola que te voltea desnudo
en una playa desierta,
el momento exacto en que amanece
con una luz sepia aún contenida
el espectáculo mate de las nubes en el cielo
o el encuentro de una mirada.
A veces una fotografía prolonga
y rememora,
estira y narra o voltea,
recrea, modeliza o idealiza;
otras veces es una conversación
la que te lleva a un punto cumbre,
un máximo local de felicidad.
A veces la pérdida ensalza
aquellas imágenes que has filtrado
convierte en melancolía y deseo
aquello que fue sucinto y prosaico.
Otras veces ignoras la fuerza de la plenitud,
niegas haberte sentido desbordado
por aquel trampantojo vital,
ese gatito que te mira con cautela
esperando tu compasión y caricia.
El paraíso está en ti y volverá cuando tú lo desees,
solo con la condición del olvido
de cuanto ha pasado y pasará.
