Imagen
En los versos inaprehensibles
veo rostros, la intimidad del vate,
la lucha entre privacidad y expresión,
el valor de una imagen instantánea.
No es fácil asociar la voz o la palabra
al rapsoda, el folio limpio o el cuaderno
de tapas negras con cuidada caligrafía,
o la memoria profunda tan agradecida.
Hay prosodia y ritmo, hay grito y penumbra
cuando el sol se esconde,
hay seriedad y prosopopeya,
o la alegría de una sonrisa impostada.
En las voces y en el cuadro mágico
sobre el ángulo en punto de fuga
de la ilustre plaza, flota la vida condensada,
la flor y el verbo, la metáfora excelsa.
En la atmósfera creada, cada uno es él
y la imagen concebida en las mentes
de cuantos se acercan, es el color oscuro
o los botines rojos relumbrantes.
Ovaciones, sucesión de poetas,
recitadores subsumidos en el grupo,
incógnitos en la abrumadora miscelánea
de luz de una mañana de primavera.
