
En el avispero del mundo
Nadie parece poder detener el abuso,
el uso desproporcionado de la fuerza
la terrible injusticia sobre los indefensos.
La solución, como en el caso de la limpieza,
es mirar a otro lado,
concentrarnos en las minucias de cada día.
Y sin embargo algo sigue resonando por ahí,
en alguna circunvolución cerebral que ignoras,
que resta tu risa en todas las circunstancias.
En el avispero del mundo
los mentecatos radicales encienden candelabros,
asesinan de forma selectiva o no, según convenga.
Los señores de la guerra y de la energía hacen caja,
pasean sus cuentas bancarias por Davos,
publicitando su inexistente filantropía.
Las voces críticas son inmediatamente acalladas,
gestos, embajadas, todo lo que el dinero compra,
la venda individual que tratan de imponernos.
Ya hay más ojos que ojos, ojos de niños muertos,
ojos de drones que se expanden,
que matan más allá de las fronteras permitidas.
Persiste el control, las masas silenciadas,
los políticos acallando las voces discrepantes,
oriente más lejos y más cerca cada día.
