Poema 432: El mar

El mar

Surgieron en la entrada de la playa

como restos de una fiesta que no fue;

querían abarcar la playa y apropiársela

en una táctica ofensiva prehistórica.

Los hombres caminaban arqueando sus piernas

con balanceo de caderas

dándose una importancia suma en este universo.

Se adentraron en el mar con sus neoprenos brillantes,

al acecho paciente de la ola,

nublado el cielo, nublado el mar,

lleno de crestas y un sonido poderoso

más fuerte que ellos, más rotundo.

No eran marineros ni aborígenes,

surfeaban desde la mesa de sus oficinas

en edificios rodeados de tráfico y espejos,

soñaban con un instante de gloria a tres metros de altura,

el grito de su vida aburrida al coronar el Tourmalet.

Esperarían toda la mañana o toda la vida,

a salvo la coreografía magnífica desplegada en la playa.

No envidié sus esperas ni su atuendo camaleónico,

sí el poder de domeñar durante un instante la arena

en una danza chamánica de fuerza comunal.

El mar les devolvería a su individualidad gris y urbana.

Poema 124: Gloria

                                    GloriaIMG_20170626_132505 (1)

En el cielo abierto hay nubes de formas caprichosas,

bajo ellas conviven tendencias miserables,

incultura, instintos lamentables en cualquier criatura,

junto a otros altruistas o de generosidad ilimitada.

 

La belleza ninfea está en la troposfera,

allí anidan las palabras evanescentes, la gloria del mundo;

mucho más abajo se enredan vocablos estultos,

descalificaciones, mediocridades, insultos, voces innecesarias.

 

Un sinnúmero de majaderías no llega al pico Veleta,

se queda navegando, cual aura,

en torno al iluminado capaz de tanta bilis:

quizás es el humo de sus cigarrillos que lo engulle todo.

 

Paternalismo machista, nula fundamentación:

el ego displicente y quizá celoso, aconseja dictar

las obras y autoras que debemos leer,

el filtro del hombre sabio amigo de otros hombres sabios.

IMG_20170614_220027-EFFECTS