
Invisibles
Hay quien escucha la palabra cooperación
y gira la cabeza alejándose
hacia las zonas más confortables de su espíritu:
ojos que no ven…
Y sin embargo cada cual puede aportar-modificar
su estilo satinado de vida,
bajar las expectativas, minorar el consumo,
otras políticas, otro uso del mismo dinero.
Hay ventanas que se abren inopinadamente:
una exposición muy personal de experiencias
en un salón perdido de un pueblo lejano;
una conversación al hilo de un viaje no turístico,
un documental comprometido, un libro o varios,
una fotografía de un basurero en Managua
o la más aséptica de unos granos de café en la plantación.
Dengue o Malaria, susto o muerte,
incesto, estupro, abusos viles con consentimiento social,
una frontera imposible entre resorts y ropa residual
volandera en un paisaje haitiano desolador.
Los niños serán adultos imitadores de su injusta infancia,
círculo vicioso, prolongada explotación
de blancos occidentales infelices con sus posesiones.
Llorar es un desahogo instantáneo,
concienciarse, formarse, cooperar,
expandir la salud y la dignidad
debería ser un consenso insoslayable universal.
