Poema 320: Libros

Libros

Abro un libro triste, de despedida,

con la alegría primordial

de encontrarme el marcapáginas de mi hija.

El escritor maldito dejó un libro

terrible y sin embargo fascinante.

Leer un poema me cambia el tono del día.

Los miro, apilados, algunos con polvo,

son un tesoro, una promesa de buenos ratos.

Me vigilan, su presencia es estética,

orden, la estructura del mundo que me rodea,

múltiples ventanas, caminos, esperanzas.

En un tiempo recobrado de primavera

ansío encontrar un hermoso lugar en el campo,

desplegar mi silla y sentarme a leer,

levantar la vista un instante y absorber el verde,

llenarme los pulmones del despertar del cereal.