Poema 306: Dejo constancia

Dejo constancia

La vida nos ha deparado un año extraño,

nada nuevo en el devenir histórico humano:

pestes, guerras, epidemias, barbarie,

la constatación de nuestra evolución inteligente,

ahora capaces de afrontar desastres globales.

Hemos revalorizado pequeños gestos cotidianos:

besos, abrazos, miradas, el aire libre,

la práctica docente sin barreras espaciales,

comidas, cenas, celebraciones,

un asomarse al balcón al anochecer.

Música, libros por leer, un acopio de cultura,

de evasión, de creatividad en tiempos difíciles,

ejercicio y más tiempo para disfrutar en familia,

son oportunidades recuperadas durante el confinamiento.

También poder respirar sin mascarilla en un bosque,

o escuchar el canto de los pájaros

en una avenida vacía de vehículos sonoros.

La banalidad de muchos actos cotidianos

se ha presentado como una visita inesperada,

engaños y trampantojos, estrellas del deporte

auténticos monstruos ineptos y acaudalados,

tantos objetos innecesarios en el día a día.

Una cierta comunicación inteligente y los equilibrios,

la información que llega desde múltiples ángulos,

las palabras obscenas interesadas en crear opinión,

insultos de desalmados con suerte evolutiva:

dejo constancia de todo eso en este año tan mortífero.