
Monteverdi
Anima el coro al insatisfecho Orfeo
en un descenso a los infiernos bellísimo:
el jolgorio inicial de desenfreno y juventud
ha pasado,
todos los instrumentos anuncian la fiesta
en una alegría medieval inconsciente
llena de ritmo y felicidad.
Puedo enfocar mis sentidos en la música
y en la fábula
pero me faltan todos los detalles sobre la pareja,
¿cómo era su amor?
¿reían en su vida cotidiana?
¿eran generosos en caricias y dispensas amorosas?
Sin duda es la falta de goce y disfrute de enamorado
lo que lleva a Orfeo al Averno,
le insufla energía, le inflama,
hace que desee a Eurídice de forma ciega e inconsciente.
La música es el camino y la salvación
en esos días aciagos en que todo se tuerce
en que no quieres escuchar palabras ni erudición:
permaneces quieto, camuflado, vulnerable
al viento, a las olas, a la cólera que nadie te enseñó,
mientras se abren las puertas del infierno
e inicias tu propia catábasis.
