
Bufones del mundo
Los bufones del mundo han emergido,
siempre han estado ahí,
a veces avergonzados por su propia ignorancia,
otras, sujetos por la masa convencional.
Cíclicamente salen del círculo
hostigan e instigan,
asaltan todo el cuadrante de la estupidez
–según Cipolla–.
Machos exploradores de su adrenalina,
sin atender a las consecuencias previsibles,
simplificadores de toda idea elaborada.
Sin complejos transitan entre seguidores ridículos,
aquellos más manipulables
desfavorecidos por la inteligencia y el esfuerzo,
merodeadores del sistema en busca de fallas.
Su infame síntesis suele destruirlo todo:
para renacer de sus cenizas cual ave Fénix
te dirán los más avezados ideólogos,
una huida hacia delante nefasta y lúgubre,
purificadora, dirán ellos.
Lustros de inteligencia histórica y experiencia
han permitido sofrenar la pomposidad necia,
contener democráticamente las ocurrencias,
los delirios y el expansionismo de los privilegiados.
Sin embargo, el riesgo existe y aumenta:
eventual reacción en cadena según las circunstancias,
cúmulo de insatisfacciones globales,
inadmisión de resultados adversos.
El mundo está jugando con el fuego destructor.
