
Una luz azul
Envuelve la niebla los caminos, los sembrados,
el terreno trazado de líneas rectas,
los surcos terrosos, algunas vides deshojadas.
Me persigue la noche como me persigue la historia.
¡Aquel bisabuelo llegó como un juglar,
joven, lleno de fiesta, levantando mesas con los dientes!
La luz oprime y aprisiona, desorienta,
la llanura se difumina en la ausencia de formas.
La viuda le hizo una fiesta especial al sanabrés,
le colmó de rimas y de la belleza de sus ojos.
Aún el pueblo existía: oficios, lavajos, artesanos,
la niebla no lo había condenado a la luz azul.
Cae la noche húmeda de Navidad.
El descendiente nació tras la muerte del padre.
Los animales abrevaban el en el lavajo grande;
en las noches eternas del invierno
se contaban historias en el corro de la lumbre.
Contra todo pronóstico el hijo dejó una estirpe,
moradores ocasionales de la cúpula bajo la niebla.
La luz azul engulle las casas deshabitadas,
la vasta llanura castellana escasamente poblada.
