Cierro los ojos
Cierro los ojos para ver las noticias,
muerte y destrucción,
un teléfono que suena al amanecer,
lágrimas humanas para conmover a la audiencia.
Cierro los ojos para ver al gato tuerto,
vagabundo entre las ocas de la ribera
del río Pisuerga,
no los abro ante la anciana que le da de comer.
Cierro los ojos ante los gritos
desesperados de hombres en una barcaza
neumática y desechable,
el terror de la soledad marina infinita.
Cierro los ojos ante la mujer drogada
que se tambalea entre las procesionarias,
verbalizando frases sobre su hija
en la nube sobre la que está flotando.
Cierro los ojos ante la sospecha infundada
del manejo mundano del dinero,
del acopio masivo de forma obscena
o de los abusos del fuerte ante el débil.
Cierro los ojos para no ver a la mendiga
que porta su bolsa de tesoros tambaleante,
el pelo ralo pegado al cráneo
su mirada perdida fija en el asfalto.
Cierro los ojos y veo la belleza poética
de cuanto no es poesía,
la luz del ocaso desde el cómodo sofá,
el escalofrío atroz ascendente en mi médula.
