El poema más bello del mundo

El poema más bello del mundo
debería contener bellas palabras,
aquellas escritas en los márgenes
cuya sonoridad te evoque colores hermosos.
En el poema más bello del mundo,
caben, pues, palabras bellas,
por ejemplo, arcoíris o solidaridad;
caben historias hermosas:
una aparición inesperada
o una resurrección.
En el poema más bello del mundo
hay márgenes anotados
que ya corrigieron el poema
mas permanecen cual testigo arqueológico.
Caben enjundia o sustancia o levedad
o placer y euforia mientras destierras
traidor y advenedizo e incluso lealtad.
Caben recuerdos: metempsicósis,
sierpes de deseo,
cabe todo el lujo Rococó de un palacio real,
la imagen nítida de esa cama con baldaquino
en la que una amante regia
retoza impresionada por el decorado
y sucumbe, carnal, al hombre antojadizo.
En el poema más bello del mundo
cabe una sonrisa o unos ojos divertidos,
cabe la mano de un niño aferrado a su padre,
la puesta de sol violácea de un día de diciembre
o a esperanza de nuevos días largos de primavera.
