Poema 385: Calor

Calor 

Hemos visto en series y películas  

la locura que puede producir el calor sostenido, 

las noches sin dormir, 

la búsqueda comunal de un chivo expiatorio. 

Hay fórmulas de equilibrio: parques, árboles, ríos. 

Modernamente una piscina 

y siempre, oscuridad, corriente de aire, 

bodegas en el subsuelo. 

Hemos pasado, sin apenas transición, 

del frío al infierno, aún los cuerpos encogidos, 

la piel blanquísima, los rostros enmascarados 

y ahora libres. 

Los medios de comunicación no ayudan, 

crean una alerta colectiva desmesurada, 

como aquellas que llevaron a vaciar supermercados, 

a cargar con decenas de rollos de papel higiénico. 

Hace un calor real y un calor mediático, 

este último, unos diez grados superior. 

Ayer pensé que cuando lleguen tres días sin calor 

lo echaremos de menos: 

los baños nocturnos, los paseos posibles en la oscuridad, 

el motivo de queja por las vicisitudes diarias 

concentrado en este enemigo común invisible que es el clima. 

No afecta por igual a todos como la muerte o la enfermedad: 

el clima puede sortearse con energía y dinero, 

viajando, emulando las migraciones o antimigraciones 

cual aves poseedoras de recursos suficientes. 

Caerán los débiles que pudieron sortear la pandemia 

y aquellos que no puedan protegerse de su pobreza.