Poema 337: Ligaduras

Ligaduras

No participo en el secreto,

si participase, ya no lo sería;

sí comprendo la lentitud y en ello estoy,

en ese caminar despistado por el paseo

de lo que antes fueron almendros y hoy son plátanos,

de esa mujer con tacones y una correa en la mano

mientras su perrito husmea y micciona.

Llueve con esa calma que silencia la noche,

este lunes recuerda el confinamiento,

largas veladas de series televisivas,

apenas el ruido de la lluvia y el frescor que deja.

Se detiene y parece que observa

pero está distraída, protegida por la presencia

viva y animada de su animal.

Quizás nadie la espera,

su ligadura emocional está ahí

maravillándose de un olor nuevo o un rastro.

Otro solitario custodio de perro saluda,

hay una sonrisa retenida por la espera,

los perros también se miran y olisquean.