
La Gran Odalisca
La piel luminosa, el escorzo obligado
para que los ojos incitantes te alcancen,
voluptuosidad, la caricia de las plumas:
antes, has visto dibujada a la modelo,
la postura natural, el cuerpo estilizado,
un estudio abierto a la imaginación
poderosa del artista. Después,
crecen las proporciones, invaden el cuadro,
ya es ficción absoluta. Y mito.
Observas embelesado la perfección
resultante, sopesas los pensamientos
inexistentes, el deseo, el placer soñado.
Entonces la magia de tu mente
la dota de movimiento, la insufla vida,
los ojos se mueven discreta y lentamente
en sus cuencas, las formas cobran volumen,
al fin las plumas tienen su uso
y los almohadones se deforman por el peso,
la piel es un imán sedoso, los músculos
se tensan y destensan, parece sonreír:
eres un cautivo espectador más,
subyugado por su belleza y erotismo.
