
Cerrar los ojos
Lentitud, arte, tiempo, la vida
salir de cada asunto penoso en el que vivimos,
encontrar un motivo diferente,
música, miradas, emociones, recuerdos,
recuperar un instante, una figura,
una fotografía, una o varias decisiones,
el paso fugaz o el tránsito por una mirada.
Una escena con sábanas jalbegando,
diríase un templo de Le Corbusier
en el dominio de las monjas almidonadas,
mirada al mar, la naturaleza que conmueve:
tomates, perro, barca, azul.
El refinamiento de otra época y la libertad,
de vivir, de malvivir, de viajar, de olvidar.
La vida se concentra en pocos instantes,
en unas notas, en unas personas que están
y se van, abandonan tu consciencia,
en el impulso que te obsesionó esos días,
en lo que fuiste capaz de atesorar avaramente.
El encuadre es protagonista y talento,
el primor y la maestría de una secuencia,
el montaje capaz de engañar,
de crear una atmósfera íntima y exclusiva
como un poema concentrado en una mirada.
Nos vamos y nadie se quedará con nada,
el vacío, el lugar regenerado que ocupaste,
ni siquiera el bien o el mal que hiciste.


