Sorolla, un cuadro y nueve estudios
Pasó el tiempo, del sueño, de la levitación
con apariencia de andar ligero
sobre calles mojadas por la lluvia,
limpias por primera vez de sí mismas.
Homenaje al trazo prolífico,
nueve estudios para un Colón aristocrático,
el dinero compra los despojos
Un tiempo vital escaso para el amor,
Central Park, un coche capta su atención
desde la ventana del Savoy.
Técnica, amante, edad despiadada
en la vanguardia de los tiempos,
perlas fulgentes, generosos escotes, luz blanquecina
un armiño se ajusta al cuerpo Real.
Me señalas un desnudo muy hermoso,
cuerpo de mujer, enfoque sensual,
de nuevo el deseo hecho materia, denso.
Los niños bañistas me gustan menos
que la hermosa muchacha que sale del agua
tapada de inmediato por un manto blanco.
Se ha bañado con un vestido de fino tul
que el agua ha ceñido a su pecho
y le deja un hombro al descubierto.
Varios cuadros se superponen en mi mente,
mas el apuesto Colón se enseñorea con su firme
porte junto al farol: ¡qué técnica, qué dobleces
de la túnica, qué mirada hacia el infinito!
La piel se me eriza por la comprensión
del movimiento en las diez escenas,
círculos concéntricos de aproximación
de búsqueda laboriosa de la perfección alcanzada.

