Poema 669: La mañana de noviembre

La mañana de noviembre

La luz es novembrina y los árboles

tienen ese color decolorado y amarillento

cae agua sin llover, humedad constante

humus en hojas que cubren el césped.

Las aves migratorias están enfermas

también las ponedoras de esos huevos

que son sustento y alegría en los hogares:

serán sacrificadas sin miramientos.

El ánimo se empapa de los colores

filtrados por noticias de portada;

gente gris con rictus en los rostros

camina por aceras degradadas.

La ventana abierta a la calle es un placer

de sonidos, de laboreo jardinero, de caminantes

que acuden a tomar un café para sobrevivir.

El trasiego del congreso ha pasado,

deja posos e hilos, reflexiones vacuas

y otras intensas acerca del aprendizaje.

Quedarán en el recuerdo ciertas ponencias

amplificadas por la luz soriana y el correr matinal

por la ribera de un Duero extensamente poetizado.

Alegría de la compañía y también de esa soledad

buscada y encontrada en medio de la multitud,

de las disertaciones metodológicas o eruditas.

El soplador de hojas irrumpe y rompe

la tranquilidad de la mañana de noviembre.