
Despedidas
El esfuerzo en medio del esfuerzo fue amplio:
coordinar, elegir un lugar a la sombra,
hacer un cálculo estimado de asistentes,
orden y elegancia a ser posible,
una suma de trabajos personales de amplio espectro.
Escuché a una profesora al borde de las lágrimas
recitar un poema intenso y educativo,
a otra, emocionada, a punto de la jubilación,
ser consciente de sus últimas dos clases
tras cuarenta años de afanoso trabajo.
Las protagonistas estaban irreconocibles,
años de peregrinación, de esfuerzo y convivencia,
el paso de la infancia a una cuasi madurez,
amistades rotas o reforzadas, aprendizajes múltiples,
una rampa de salida hacia el espacio adulto.
Hubo citas, recuerdos, un vídeo intenso y trabajado,
aplausos y reconocimientos emblemáticos,
muchas flores antes de la comunión acuática en la piscina.
Cada cuál trabajó a su manera caótica o meticulosa,
dejó su impronta de rebeldía o de encanto personal,
acuñó amistades y construyó su aura mítica,
para terminar una etapa vital de enseñanza obligatoria.
El éxito del entorno, la participación y las familias
establecen un precedente fabuloso de valoración
de una despedida legendaria en la percepción colectiva.
