Las formas del hielo

Las formas caprichosas del hielo

dejan entrever las estructuras invisibles

de plantas que pasan desapercibidas.

La niebla, persistente durante días

cubre con una cúpula protectora

las casas ya ralas y a menudo en ruinas,

predispone a la estadía hogareña

a los graves estudios invernizos

o a los juegos comunales familiares.

Todos los inviernos de mi infancia

son evocados en capas difusas,

entreveradas de risa y de melancolía.

La cámara no puede captar la belleza difusa

de las estructuras cubiertas por la niebla;

tampoco el frío intrínseco en la bicicleta.

La estructura fractal del hielo

trasciende el límite del ojo humano,

permite acudir en busca de ecuaciones,

de recurrencias lógicas, de diseños inverosímiles.

Aquellos sabañones y la piel curtida por el frío

pocas veces acuden a la memoria,

ausentes las preocupaciones y la vida,

el tiempo indemne del deshielo alegre de la infancia.

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