
Soledad
Non, je ne suis jamais seul
avec ma solitude
Georges Moustaki
La soledad hay que cuidarla y trabajarla,
darle una salida,
alfombra roja llena de flashes,
destellos de belleza y amor.
Hay que pintarla de colores hermosos,
llenarla de cantos de pájaros en primavera,
de nubes irisadas, de arrebol.
Toda una vida cuidando la soledad,
mínimos destierros, sonrisas en el espejo,
el ánimo vulnerable protegido por la infantería,
los caminos aleatorios rebosantes de amapolas,
el detalle nimio de una planta olorosa,
y esa presencia de sosquín en las redes sociales.
A veces te alcanza cuando no la deseas
y conjurarla es un arte innoble,
una cocina desordenada y sucia,
ausencia sinfónica de ruidos amigos.
Será, –como dice Moustaki–, tu última compañía,
la que regará tus desiertos
y volverá la noche confortable y placentera,
la presencia ausente de errores y recuerdos,
dulce compañía rebosante de felicidad.
