Poema 372: Los pájaros huyen del lúpulo

Los pájaros huyen del lúpulo

A mi amigo Paco, para quien el tiempo

transcurre apaciblemente

La música de la memoria permanece intacta

en la madre casi nonagenaria;

ahueca los labios para pronunciar palabras

deliciosas sobre las que cabalgan recuerdos:

Acolumbraban  la tierra o achisbaban con el fuelle,

argayábanse los praos o áquel estaba hecho un peizo.

Cuando pusieron las trepas y sulfataron

desaparecieron los trigaleros y las golondrinas.

Él se toca las manos las mueve, mientas escucha,

sus expresiones no han cambiado,

ni siquiera la luz de sus ojos tras las gafas.

Horas más tarde, el canto de los pájaros en el plantío

me hará recordar la placidez y la calma,

la risa alegre y las afirmaciones inconsistentes,

las pequeñas seguridades del camino conocido.

Ha vuelto el lúpulo a la vega pero la margaza

casi no se da aunque escojaron con otras plantas.

No recuerda, pero quizás los timbres de voz

o las palabras de la madre, o la casa viva y feliz

le protejan de la oscuridad progresiva.

Deja un comentario