Las bicicletas no pueden con los patines eléctricos

Las bicicletas no pueden con los patines eléctricos,

el esfuerzo frente a la pasividad veloz,

quizás el almacenamiento o la prisa.

Así es la vida y así fue siempre, comodidad de muchos

frente a unos irreductibles románticos,

una especie humana que se hace masa

para invadir supermercados ante la mínima brisa,

estulticia de quienes eligen populistas

o escuchan relatos simplificados al máximo.

El bulto sustituye a los detalles y el grosor a la sutileza,

la fuerza tremenda de las alianzas en la miseria

pueden hacer tambalearse el sistema,

más frágil en apariencia que la robusta presencia

comercial que lo sustenta.

En estos días desapacibles de calima y viento,

en los que la luz grisácea iguala las calles,

la virtud pasa desapercibida entre el camuflaje

teórico y verbal de quien todo ignora:

la excelsa cultura, el esfuerzo y la palabra

como construcciones avanzadas de la humanidad.

Y sin embargo cada persona es inalcanzable

en la infinita secuencia de sus motivos y circunstancias,

termina por elegir lo más conveniente y sabio

en consonancia con la suma de sus instantes vitales.

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