Orugas
Hoy soñé con procesionarias,
me desperté en el día Pi,
una espiral de orugas
convergía en un cúmulo de arena;
antes de enterrarse
dibujaban la letra griega.
En mi sueño, la rueda de la bicicleta
destripaba una procesión de lepidópteros;
la hembra guía, confundida, enrollaba
toda la comitiva para defenderse.
La abubilla escarbaba con su pico en la arena
extraía una crisálida crujiente
que digería sin dificultad.
Los decimales de Pi se metamorfoseaban
en pelos urticantes
flotaban en el ambiente y se fijaban en la piel
rosada de los imberbes agresores de larvas.
El sueño terminaba con un fundido en verde,
el color larvario de la fila india,
el del líquido irritante tras el aplastamiento,
una liberación natural de esperanza.
