Poema 23: Urracas

                  Urracaspicapica29

Nadie canta en un coro del siglo quince,

bóvedas de poliuretano, almohadas magrebíes,

luces led en una catacumba,

un violín eléctrico que toca solo.


Las urracas dominan la carretera,

sus voces permanecen en el aire

sin desvanecerse, solo un coche

altera su presencia,

finis orbe, gritan las cornejas,

el coro de siete voces desentona

en esta discoteca plagada de aminoácidos.


Tallis, fecunda el gorjeo febril,

la paz del serrallo en perpetua duda,

volátil la nota, monocorde el resultado,

ácido posmoderno en una película,

alterno la sombra de un vampiro

con el elegante vuelo del superhéroe.


La paz de las maricas es un lapso

en la guerra de los coches que violentan

el aire, ondas, vórtice, un radar

en medio de la niebla hecha jirones.


¿Dónde está el bidón encendido?

La puesta de sol dolorosa es un cuadro

de El Greco; amanece y la red se llena

de fotos esplendorosas del cielo fractal.


El mundo es un lugar compartido y ecléctico,

la lenta continuidad deforma la percepción,

el vértigo me mira directamente a los ojos,

me transmite en 3-D un holograma

de un espacio placentero infinito, sin dios.

Las Urracas han descompensado el hábitat,

morirán de éxito en despiadada veda.

fractal


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